Caleb, uno de los personajes biblicos que cuando uno lee la biblia quiza mas impresionen porque a la edad de 85 años le dijo al Señor,

» Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho.

¿No estaba ya demasiado viejo para conquistar territorios e instalarse en una nueva tierra? ¡Por supuesto que no! Él había esperado toda una vida para recibir la promesa de Dios, y estaba tan deseoso de ver su sueño convertido en una realidad, como lo había estado cuando tenía 40 años, la primera vez que exploró la Tierra Prometida (Nm 13-14).

En efecto, le dijo a Josué: “Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora” (Jos 14.11). Caleb sabía cómo mantenerse joven y productivo. Tuvo que esperar años para que la bendición de Dios se materializara, pero nunca perdió la esperanza, nunca dejó de soñar, y nunca puso en duda la bondad de Dios. Tenía un objetivo fijo, y ni siquiera 40 años de deambular por el desierto fueron suficientes para que eso lo desalentara o desanimara.

¿Puede usted decir lo mismo? ¿Se ha preguntado alguna vez adónde se fueron sus sueños? La primera vez que Josué y Caleb vieron la Tierra Prometida, supieron que sería de ellos. Así lo había dispuesto Dios, pero el temor se apoderó de los corazones de los israelitas. El informe negativo dado por los otros espías parecía frustrar sus sueños. Sin embargo, Josué y Caleb se mantuvieron fieles, creyeron que regresarían, y tenían la confianza de que la próxima vez que entraran en la tierra la conquistarían. Esta verdad fue su motivación. Esta verdad los mantuvo inspirados. Podemos imaginarlos levantándose cada mañana, pensando en la promesa de Dios. Son muchas las personas que temen soñar porque creen que sus sueños son demasiado grandes para Dios.

El Señor puso en el corazón de Caleb un sueño al que tendría que responder. ¿Se mantendría centrado y motivado, o dejaría que su corazón estuviera agobiado con las preocupaciones de la vida? Hoy día, los consultorios de los médicos están llenos de personas que están tratando de vivir con sus sueños destrozados. Por muchas razones, han visto que sus vidas han dado un giro triste, y ahora se preguntan qué les deparará el futuro. Están físicamente enfermos por el desengaño, y tienen la necesidad de aliviar su dolor.

Josué y Caleb tuvieron que soportar abrumadoras circunstancias para poder volver al lugar que Dios les había prometido. Habían sido testigos de la muerte de toda una generación de personas —de las que se enfrentaron al Señor y se negaron a entrar en la Tierra Prometida en Cades-barnea. Pero la Biblia no dice que alguno de ellos hizo un comentario negativo. Al igual que muchas personas hoy, se reinventaron a sí mismos al aprender nuevas habilidades. Josué se convirtió en un líder, y Caleb se volvió más fuerte, de modo que cuando regresó, pudo tomar posesión de la región montañosa, y no de las tierras llanas.

Fuente: Ministerios en Contacto.

 

Les dejo la 1ª parte del libro de Josue

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1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:

2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.

3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.

4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.

5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.

6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

10 Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo:

11 Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.

12 También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo:

13 Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra.

14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis,

15 hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.

16 Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes.

17 De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.

18 Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.